La habitación estaba a oscuras, la única luz que había era la de la luz creciente que entraba por la ventana.
John se movió inquieto por la cama, no entendía por que el rey, su padre, le había permitido ocupar sus aposentos esa noche, después de las negativas que recibía como respuesta a todas sus anteriores peticiones, el no le importaba a su padre, cuando recibió la noticia se alegro, pero ahora, en medio de ese silencio, su mente empezaba a trabajar, y pensaba que algo malo iba ocurrir, como si fuera un sexto sentido.
Estaba atento a cualquier sonido, escucha los pasos de los sirvientes que caminaban apurados por le pasillo, de un lado al otro. Un búho hacía ruidos en el árbol que estaba junto a la ventana.
Esperaba impaciente a que el sol saliera para poder dejar los aposentos reales.
pasaron minutos, lo que a John le parecieron horas, poco a poco el sueño fue venciendo a la inquietud y empezó a entrar en un duermevela, cuando estaba apunto de abandonarse en los brazos de Morfeo, que lo llamaban tentadoramente, un movimiento cercano a la ventana, capto su atención e hizo que diera un brinco en la cama, alguien estaba entrando atreves de ella, no podía reconocerlo, no podía saber si era mujer u hombre.
Decidió hacerse el dormido, intento taparse lo máximo posible, intentado fundiré y ocultarse, bajo ese mar de mantas, con un poco de suerte, robaría y se iría. Pero no fue así, oyó los pasos que se acercaban a la cama, decididos, sin vacilar en ningún instante.
una voz en su cabeza le grito que se moviese, y como un acto reflejo, abrió los ojos, y lanzo las mantas, hacia, el intruso, pero no surgió efecto, el extraños se lanzo contra él, empuñando un cuchillo y el estaba indefenso y desarmado.